jueves, 24 de septiembre de 2015

Vicios en la Comunicación

¿Qué sucede cuando falla la comunicación?
 
 


Los procesos comunicacionales suelen presentar dificultades, vicios y ruidos que impiden que los mensajes y la información, sean traspasados de manera correcta y eficaz desde el emisor al receptor. ¿Qué vicios podemos distinguir en la comunicación que tenemos en las situaciones cotidianas?

Existen a los menos nueve vicios en la comunicación. Estos son:

Comunicación discordante: Consiste en decir algo verbalmente y desmentirlo con los gestos y las actitudes. Por ejemplo: “Me interesa mucho lo que Ud. dice…” expresa alguien mientras atiende otras cosas, el televisor o computador por ejemplo. En este tipo de comunicación hay oposición entre los sentimientos y lo que se expresa. La persona no se atreve a decir ni a reconocer sus verdaderos sentimientos por problemas de autoimagen o del “qué dirán”. 


Comunicación competitiva: consiste en tratar de superar la experiencia de otra persona con la cual estamos conversando: “Eso no es nada, yo sí que tengo un problema grave”. Este tipo de conversación se puede referir a cualquier materia (éxitos, logros, fracasos, dificultades, enfermedades, etc.) Sin duda tiene que ver también con la autoimagen. Inconscientemente la persona competitiva necesita llamar la atención, concentrar admiración, preocupación u otro sentimiento que la haga sentirse aceptada o atendida. Resulta muy desagradable para el interlocutor, que no se siente escuchado y se considera disminuido por el otro. Se acompaña frecuentemente con la interrupción del discurso del otro, es una verdadera competencia por quien dice más y mejor. 

Comunicación aleccionadora: Este vicio, muy común, consiste en decir a los demás lo que deben hacer, sermoneándolos, como si ellos no tuviesen la capacidad de resolver por sí mismos sus propios problemas. No se debe confundir con las instrucciones u órdenes. En la actitud aleccionadora siempre hay un tono de superioridad, que puede ser de altanero hasta afectuoso. “Hágalo como yo”, “¿Quiere el mejor consejo de su vida? ¡Hágame caso!”. Una persona aleccionadora provoca sentimientos de rechazo. 

Comunicación acusatoria: La principal característica de esta forma de comunicación consiste en que se atribuye a los otros rasgos negativos en su personalidad. Se es acusatorio al decir: “Usted es impuntual” o “irresponsable”, o “flojo”, o “descuidado” por ejemplo. Siempre se puede decir lo mismo refiriéndose a un hecho objetivo, sin necesidad de incurrir en una descalificación personal. Es una de las formas más agresivas de comunicación verbal, y además suele generar mucho rencor en quien la recibe. 

Comunicación indirecta: (no dice quién, dice qué). Se caracteriza por “pedir sin pedir”. Por ejemplo: “se quedó la puerta abierta”, “hay que apagar la luz”. Esta forma habitual, indica posibles actitudes internas, también ligadas a la autoimagen: “no soy digno de pedir lo que necesito”, “no me voy a rebajar para pedirlo, le dejo la iniciativa a otro”. Quien se comunica así, hace que los demás pregunten ¿por qué no dirá las cosas por su nombre?. 

Comunicación poco concreta: (no dice qué, ni quién hizo las cosas). Es una comunicación vaga: “Hay ciertas cosas que se están haciendo mal…”, “hay algunos que están creando problemas…” Las cosas que están así en el aire, dejando una sobra de duda o de sospecha. Es una forma de comunicación muy inadecuada, que crea un mal clima, amenazando la autoimagen de quienes deben sufrirla.  

Comunicación manipuladora: Es aquella en la que se trata de obtener algo del interlocutor utilizando necesidades afectivas de éste: “Hágalo usted, que es tan buena persona…” Se manipula la autoimagen del otro, que no se atreve a perder el premio a su calidad de “buena persona”. 

Comunicación generalizadora: El emisor no asume personalmente lo que dice. Es habitual “la empresa quiere tal cosa”, en vez de “yo le pido que haga esto”. También es común decir: “todo el mundo está de acuerdo”, en vez de “yo creo que es así”. Sin duda que el asumir personalmente lo que se dice compromete mucho más la autoimagen que hablar generalizado. 

Comunicación bifurcada: Se llama así a la comunicación en que la persona no va directamente al punto o se sale de él. La emplea corrientemente el que no se atreve a hablar de algo. Alguien quiere llamar la atención sobre un punto. Por temor, da rodeos y prolonga el momento con introducciones y explicaciones previas.


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